
La Clínica 15 del IMSS en Tehuacán fue blanco de críticas luego de que se difundieran en redes sociales fotografías que mostraban a pacientes acostados en el piso, algunos conectados a sueros y otros esperando atención durante horas sin acceso a una camilla. Ante la viralización de estas imágenes, trabajadores del hospital afirmaron que la delegada estatal acudió al lugar solo para “regañarlos”, sin aplicar sanciones ni levantar actas administrativas, según reportó el sindicato. Denunciaron además que las autoridades optaron por reprender al personal en lugar de atender la raíz del problema: la saturación del área de urgencias y la falta de recursos.
En respuesta, la delegación del IMSS en Puebla emitió un comunicado oficial asegurando que las imágenes no corresponden a la realidad operativa de la clínica. Señalaron que el servicio de Urgencias funciona los 365 días del año, las 24 horas del día, y que ante eventuales picos de demanda —como los causados por contingencias sanitarias— se activan protocolos de refuerzo para garantizar atención adecuada. Incluso compartieron otras imágenes que, según su versión, muestran las condiciones reales del hospital, en un intento por contrarrestar la narrativa generada en redes sociales.
Este episodio ha evidenciado una vez más la tensión entre la percepción ciudadana y la postura institucional. Mientras trabajadores y pacientes exigen atención digna y soluciones estructurales ante el colapso evidente del sistema, el IMSS insiste en que opera dentro de estándares aceptables y que lo ocurrido no representa la realidad del servicio. Hasta el momento, no se han anunciado investigaciones formales ni medidas correctivas, dejando abierta una discusión sobre la capacidad del sistema público para responder de manera transparente y eficiente a sus crisis internas.