Comienza el cónclave con el encierro de los 133 cardenales en la Capilla Sixtina, en donde deberán elegir al sucesor del Papa Francisco, después de que el maestro de ceremonias cerrara oficialmente sus puertas.

Diego Ravelli, maestro de Celebraciones Litúrgicas, pronunció la frase en latín “Extra omnes” (fuera todos), para pedir a todo aquel ajeno al cónclave que abandonara el recinto.

Los portones de madera de la Capilla Sixtina, custodiados por dos guardias suizos con alabardas, fueron cerrados por Ravelli a las 17:46 h local.

En su interior quedaron los purpurados electores con el predicador capuchino Raniero Cantalamessa, que será el encargado de pronunciar una meditación antes de salir de la capilla y dejarlos solos.

Después de 17 días desde la muerte del Papa Francisco, los 133 cardenales menores a los 80 años, fueron llamados a votar y encerrados para elegir al nuevo pontífice.

Se prevé que esta tarde lleven a cabo la primera votación y, como indica la tradición, los purpurados anunciarán el resultado con el color del humo de sus papeletas quemadas (y usando químicos) a través de una chimenea instalada en el tejado de la Sixtina: blanco es que habrá acuerdo; negro, que el cónclave continuará.

El nuevo pontífice deberá reunir al menos 89 votos, dos tercios de los 133 electores totales.

En caso de que esta tarde no haya acuerdo, ‘fumata’ blanca, las votaciones proseguirán desde mañana y los dos días siguientes, dos por la mañana y otras dos por la tarde, hasta designar un nombre.