
En medio de fuertes críticas de ambientalistas, defensores de derechos humanos y comunidades indígenas, el presidente Donald Trump y el gobernador Ron DeSantis inauguraron este lunes un nuevo centro de detención para inmigrantes en plena Reserva Nacional Big Cypress, en los Everglades de Florida. Apodado “Alligator Alcatraz”, el centro ha sido construido en una antigua pista de aterrizaje y rodeado de caimanes, pitones y pantanos como parte de una estrategia de “contención natural”.
Con capacidad para albergar hasta 5 mil personas, el centro fue levantado en tiempo récord mediante estructuras temporales y módulos prefabricados. La administración estatal lo describe como una solución “efectiva y económica” para enfrentar la migración irregular, mientras que la Casa Blanca lo ha defendido como un ejemplo de “innovación logística”.
Durante la inauguración, Trump ironizó sobre los peligros del entorno: “No necesitamos muros. Cuando tienes caimanes, nadie se escapa”, afirmó entre risas. Sin embargo, las declaraciones han desatado críticas por deshumanizar a los migrantes y banalizar la detención masiva.
Organizaciones ambientales y tribales han denunciado el proyecto por violar normativas federales y ocupar tierras consideradas sagradas por los pueblos Miccosukee y Seminole. También alertan sobre el riesgo ecológico y la falta de condiciones seguras ante emergencias climáticas.
Pese a las demandas judiciales en curso, las autoridades planean replicar este modelo en otros estados del sur. El centro marca un nuevo capítulo en la política migratoria estadounidense, con una mezcla de populismo, improvisación y simbolismo extremo.