En Santa María Tonantzintla, una de las joyas culturales de San Andrés Cholula, florece cada Semana Santa una tradición profundamente arraigada: el tejido de palma. Esta práctica no solo embellece los templos, sino que fortalece los lazos comunitarios y mantiene viva la identidad del pueblo.

Todo comienza el Domingo de Ramos, cuando familias suben al Popocatépetl en busca de ocote. Luego, en la casa del “Mandón”, se elaboran ramilletes con palma y ocote, los cuales son bendecidos y distribuidos en la iglesia principal y en los templos de los barrios de San Miguel, San Diego y San Pedro, donde representan a los cuatro evangelistas.

El tejido, que puede tomar entre 15 y 40 minutos, es más que una labor artesanal: es un momento de encuentro intergeneracional, acompañado del sonido del tochacate, instrumento que evoca la Pasión de Cristo.

Este año, la presidenta municipal se integró activamente a esta tradición, reafirmando su compromiso con las raíces sanandreseñas. En cada ramillete, se entretejen naturaleza, arte y espiritualidad, recordándonos que San Andrés Cholula no solo conserva sus costumbres: las celebra con orgullo y las comparte con el mundo a través de la Ruta de la Fe.