
Los Ángeles, la ciudad con mayor población mexicana fuera de México, atraviesa momentos de alta tensión tras el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por el expresidente Donald Trump. La medida ha generado una fuerte reacción en las comunidades latinas, particularmente entre migrantes mexicanos, que consideran esta acción un acto de intimidación y abuso de poder federal.
En respuesta, se han registrado protestas masivas, bloqueos en puntos clave de la ciudad y un incidente en el que un vehículo autónomo de la empresa Waymo fue incendiado. Las manifestaciones reflejan un creciente malestar social ante lo que se percibe como una criminalización de la comunidad migrante. Organizaciones civiles y activistas han denunciado públicamente la escalada de presencia militar como una amenaza directa a los derechos civiles.
Ante este panorama, autoridades locales ya preparan acciones legales contra el gobierno federal, argumentando una violación de la autonomía estatal y abuso de poder. Mientras tanto, la comunidad mexicana en Estados Unidos ha dejado claro su rechazo a las medidas impuestas, reforzando un mensaje de unidad y resistencia frente a lo que consideran una política de represión injustificada.